sábado, 31 de mayo de 2014

como un par de números más que uno de los días más bonitos de mi vida, es la hora, rancia, en que una de las noches más desagradables del último tiempo se apodera de mí. Vivo en un lugar rancio donde se respira odio, dolor y decepción. Todos están que se cuelgan del segundo piso y yo estoy como fuera de todo, presenciándolo, y sufriendo tanto como en el último tiempo. El ambiente es enfermo y enferma a cualquiera que lo capte, y cualquiera que a mí me capte será fácil reconocer que cada día, un poco más de lo normal de los demás mortales, me estoy muriendo un poco más, por la falta de sangre, de alimento, de sueño y de calor.

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