domingo, 20 de abril de 2014

Un día.

Y tu boca parecía sangrar
porque claro
las caminatas queriendo desvanecerse
no son más que eso:
caminatas queriendo desvanecerse.

Porque parecía que estábamos hechos
el uno para el otro
el uno sobre el otro
el uno y el otro
la misma cosa.

Nosotros y ellos 
y nuestra lucha constante
por quedarnos con el mundo
y arder en los besos
que se robaron los duendes.

La cama se desarma
tal como tu alma se arma
y mi pelo se enreda
en tus dedos
y mi corazón se desliza
por tu cuerpo color Sol.

Nunca es demasiado tarde
para correr sobre el desastre
y al menos llegar a tiempo
meterse en el vaso de agua
y la mirada
de recompensa.

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