El vaso de vino se revolcó sobre su ropa
mientras el humo quemaba
los cuerpos.
En ese entonces Dios creaba
su fabulosa paradoja
condenándonos:
a vida y a muerte.
La puerta rota esperaba
el cruce inexacto de la despedida
y Dios.
Dios miraba desde la ventana del infierno
para ver cual de los dos
caía.
Por mientras don Juan se fumaba un cigarro
y los hippies se fumaban el arte
el amor
y mi vida.
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