Respiro, a medias, con el peso de los días recién pasados. Es (por lo menos para mí) detestable la forma en que últimamente percibo a todos y a todo. Intentaba hace meses no ser tan... como siempre lo he sido (y claro, en este caso tenías razón, rancio de mierda, no sería capaz de cambiar jamás), y sigo siendo tan repetitiva en mis formas de reír tanto por el día y de llorar tan desconsoladamente cuando ya no queda rastro alguno de luz en mi habitación. Atorada estoy con tanta gente moribunda que anda tan cerca mío, que comparte, que me ahoga.
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