miércoles, 30 de abril de 2014

Como esperando Abril

Llanterío barato. Rodillas. Frío. Pastillas. Dinero. Químicos. Mentiras. Pantallas. Penas. Columna. Víctor. Audífonos. Tiempo. Cefalea. Mandíbula. Inestabilidad. Hormonas. Viajar. Llanterío caro. Bicicleta. Cadera. Útero. Cansancio excesivo. Matemáticas. Sábados madrugueros. Cuchillos visuales. Articulaciones. Zapatillas. Postura. Tolerancia. Vómitos. Labios rotos. Picaduras. Bombas de odio. Pacheco. Horarios. Carta renuncia. Colgarme del techo. Capas de uñas. Soledad. Ovarios fallados. Irritabilidad. Desorden de todo tipo. Sonrisa forzosa. Irresponsabilidad. Regalar explicaciones. 


Todo esto
me está 
Matando. 

lunes, 28 de abril de 2014

Nunca voy a entender a las mujeres #1

(Para escuchar con I know It's over de fondo)
Todas las horas de la tarde quedaron sepultadas en la cama y las lágrimas desgarradoras. Enferma, aparentemente; quién sería tan imbécil para creer semejante aberración. Conexión mente-cuerpo como nunca en tanto tiempo; lloro de impotencia, mi útero junto al abdomen y diafragma comprimiéndose, estrujándose y exprimiéndose hasta hacerme mierda, queriendo tirarme al suelo de tanto dolor y desesperación. Todos los minutos del fin de una de las semanas más rancias que he tenido en el año, quedaron reducidas al absoluto silencio después de lo ocurrido.  
  
Que me dan ganas de desaparecer cuando estoy muchas horas sola. Que quiero acabar con toda la basura que me está consumiendo hace tanto tiempo. Que me muero por mandar todo a la mierda y desaparecer de aquí por mucho tiempo. 

Habría sido maravilloso vomitar la noche del sábado con esa música ambiental. 

domingo, 27 de abril de 2014

sin título.

Peligra el llanto, la noche descarnada sobre la cama, la respiración entorpecida por el movimiento de los árboles sobre el techo. Las ataduras a la realidad, a la palabra misma disparando una muerte que se sienta en el olvido de la calle vacía. Con bellas fragancias de la lágrima desvanecida y consumida en el tiempo. Las cartas escritas con tinta de la sangre, la última y cruda vez que parecía la primera. El asesinato en las miradas y la guitarra torturada. El viaje vacío.

Extraño hasta su ausencia. 

Cielo.

Corta esa escalera ya,
no queremos seguir subiendo.
Déjame a mí aquí,
yo me sacrifico
por todos aquellos seres que en realidad
merecen vivir.
Deja de llevarte a aquellas almas puras
y felices
que no tiene por qué subir.

Tú tienes al supuesto Dios,
¿qué más quieres?
¿acaso necesitas más?
Deja de hacernos sufrir
llevándote a los que más queremos.
Deja de quitarnos el corazón
llevándote a quienes llevan el nuestro.

Cierra los ojos, Querido cielo
nadie quiere llegar hacia ti.
Cierra los ojos, Dulce cielo
y duerme,
descansa en paz.

sábado, 26 de abril de 2014

Caemos.

Caemos aquí cuando todo sigue en pie
pero aún no tenemos donde sostenernos.
Caemos aquí cuando nos hayamos lejos de todo,
de todos.
Caemos aquí cuando la decepción llega a las venas
y no encontramos nada más que escribir.
Caemos aquí cuando extrañamos, cuando sufrimos
cuando la vida pierde en estos instantes el sentido.
Caemos aquí para cuestionarnos, el por qué
esperando que Dios o el Diablo lo respondan.
Caemos aquí porque nada es tan inseguro, frágil
y propio como las letras.
Caemos aquí porque ya nada puede salvarnos,
porque las manos en que nos refregamos
pueden tener otro aroma.
Caemos aquí para preguntar por qué somos
por qué llegamos, por qué existimos.
Caemos aquí para arrepentirnos, y rompernos la cabeza
pensando, por qué se fueron, y nos dejaron.
Caemos aquí cuando sentimos que hay cuerpos
más apetitosos que los nuestros.
Caemos aquí porque podremos escribir un libro
y ser eternas sin ser la maldita Biblia.

Caemos aquí para huir del mundo,
para huir de ustedes,
para huir de nosotras mismas,
para salvarnos,
para matarnos,
para existir,
para respirar,
para creer,
para pedir,
en fin:
para vivir.

¿Te gusta lo literal, no?

Ahora vete y revuélcate en tu cama
con la señorita cabellos de oros
grandes senos y buen trasero.
Vete y prueba, todo eso que tu vida vaga
te invitaba a probar
antes que llegara yo
y te cerrara el mundo asqueroso
para mi
maravilloso, para ti.

Vete y disfruta de su pelo bajando
por tu piel
cruel piel
ve y disfruta lo que se siente
la carnalidad tan banal
práctica favorita tuya
antes que llegara yo
y te sacara de ahí.

Déjame aquí,
hazlo de una vez.
Para mí no es nada nuevo,
dejarme esperando en el Café
mientras las nubes me llueven encima
y un pedazo de carne llega en mi cambio
uno claramente,
mucho mejor.

Había olvidado.

Había olvidado el por qué
por qué te encontrabas tan cerca
y guiabas
(quisieras o no)
muchos de mis pasitos.

Había olvidado por qué
siempre quise
que fueras feliz.

lo quiero hoy,
¿paz?

viernes, 25 de abril de 2014

Nada nuevo bajo el sol, 3.0

Ni si quiera existe en realidad. Sigo siendo cada día el desastre en muchos aspectos de mi vida, y últimamente llegando hasta el bajísimo punto de sentirme en serio mal por miradas arrancadoras de tripas que aveces me regala la gente. La única pizca de energía que me queda es para movilizar los dedos para escribir y estar tiritando encima de la cama haciendo nada tragándome el llanto para vomitarlo por la noche. Es detestable estar tan perdida
(punto suspensivo).
 

un árbol de regalo para ti. 
Fin

jueves, 24 de abril de 2014

Papel y sangre.

Alguien te lee en este mundo
alguien que no soy yo
lee tu poesía quebrada bajo el mantel
esa poesía de la tarde
en que nos camuflábamos en las sábanas
de dulce miel.

Alguien te lee por esa tarde
en que nos perdimos sin más sentir
alguien que claramente no soy yo
lee tus restos de existencia vacía
lee tu mirada quebrada 
y tu rostro de claro papel.

Alguien te lee silenciosamente
alguien que se esconde cuando te vas
y que huye cuando vienes
quizás ese alguien aún no descubra
por qué 
por qué tus manos fueron tal crueles
dejando tanta tinta con sangre
quizás nunca quisiste
quizás siempre lo hiciste

ese alguien quizás
soy yo. 

miércoles, 23 de abril de 2014

[Día número once, en la clase dirigida por quien lleva consigo el nombre de mi calle desde que tengo dos años y medio].

Anoche pensé por cinco minutos en la vieja de melena negra. Soñé luego, ya dormida, que se casaba con alguno de sus hombres de veinte, esos que siempre buscó. Estábamos (tú y yo) sentados en el suelo de la calle posterior a la casa del Tito. La tarde estaba tan cálida y colorida como esa de vacaciones de invierno que recuerdo, ahí también. De pronto pasa un grupo de gente bien arreglada por ahí (supongo que iban al matrimonio) y la mayoría de las mujeres tenían las pechugas grandes o normales (que para mí siguen siendo grandes), y yo celosa te comento que eso también era una mentira, que eran de goma. No recuerdo qué hablábamos antes, pero estoy segura de que lo dije doblemente picada.

[Suena la primera alarma].

Siguen entonces los colores de la tarde. Estoy frente a un lavamanos medio antiguo y blanco, se parecía al del patio de mi casa. Aparece un ratoncito plomo, y nos logramos comunicar. No era sorprendente. le digo que baje conmigo, necesitaba preguntarle algo, y vamos al patio. Pero él se va por la cañería, sí, todo roñoso. Y yo la muy linda por la escalera, y no me ofrecía a llevarlo. Aparece después de unos minutos de esperarlo, por el desagüe, todo mojado el ratoncito. Me da asco. Le sigo hablando. Él chiquitito, se sube por los fierros de una bicicleta. Aparece un ratón más grande, que me da miedo, lo huele, lo huele, lo huele, y se lo come, y sigo sintiéndome aún culpable por el pobre pequeñito. Sí. Me da pena y ya han pasado más de 16 horas. 

[Suena la segunda alarma. Creo que aquí despierto del todo].

Qué difícil ha sido este tiempo
llevar los días tan desanimados conectados a mi muñeca derecha con una cadena,
me rompe la piel, me sacó sangre, tengo un corte vertical justo en la zona de las venas.
Qué difícil es siempre tener que ocultarte bajo las tapas de la cama
y combinar siempre al final del día todo lo que queda por hacer, así por obligación y sin gusto
(comer dormirte (para volver a levantarte) estudiar memorizar asegurarte que todo está dormido y largarte a llorar sin interrupciones).


Pd: 248 días, sin interrupción, que no ha habido día en que no he tomado como mínimo una pastilla. Hoy es el último. Maravilloso.
Pd2: siento mucho el desorden. 

martes, 22 de abril de 2014

Gris.

Se acaba la música y las sensaciones
se va el frío de las manos
se va el brillo de los ojos
se va el calor de los dedos
se va e lup-dup del corazón
se va el tic tac del reloj
se va el cansancio de las mejillas
se va el revoltijo entre mis piernas
se va la alegría

se cierran las murallas
y comienza la función:
fin.

Décimo día

¿Cómo partir?
No sé si haciéndole una oda o dedicándole unas palabras de muerte y decepción.


Bendito/Maldito cuerpo femenino,
 errado como un juguete mal hecho
(agradable a la vista, destrozos por dentro).

Supongamos entonces, que fuese lindo por fuera, 
ad hoc a los estereotipos de belleza establecidos (¿Delgado, esbelto, raquítico?)
de vez en cuando sometido a largas horas de dolor para lograr diferenciarme de los hombres,
y bien cuidado. Cremitas, masajes, deporte.
Hermoso. Perfecto.

Ahora, entrando el detalles, 
vamos a introducirnos en la esfera de sus pobres sentimientos.
Vamos a tomar un cuchillo, y lo primero que haremos,
será abrir el centro de poder intelectual. Maldita jaqueca, 
y tres minutos de silencio por el golpe en el segundo piso en la parte inferior-posterior.
Luego seguiremos por atrás, por la rectificadora, que mal ha hecho su trabajo.
Chueca, como la estructura del ácido desoxirribonucleico
(hablo de una hecha por un niño de diez años),
y toda gastada entre sus piezas.
Corresponde ahora a las responsables de hacerme caminar,
y quizás cuántas cosas más. 
Están extrañas, hace cuatro años. Un día decidieron mover sus piezas,
y me ha traído una serie de consecuencias: mis rodillas, por ejemplo.
Ahora bien, toca el turno del preciado miembro femenino,
el maldito que me ha traído problemas, no odiándolo aún
(ya que supongo que algún día me traerá felicidad),
descontrolado en todo lo imaginable. Traidor, triste, arrasador,
destructor de un lugar de mi cuerpo. Derrochador de sangre.
Y luego de toda esta lista, mis pechos se han llevado la peor parte.
Ni si quiera agradable a mi vista (es cierto, los detesto), 
y ya han sido masacrados por mi histeria, por mis hormonas, 
y por la deformidad de mi columna, la posición de mis hombros, 
y el extraño caminar, regalo de mis huesos.


Quisiera que la naturaleza dejara de regalarme cada día tantas limitaciones.
¿Es tanto pedir?




Auxilio.

lunes, 21 de abril de 2014

domingo, 20 de abril de 2014

Un día.

Y tu boca parecía sangrar
porque claro
las caminatas queriendo desvanecerse
no son más que eso:
caminatas queriendo desvanecerse.

Porque parecía que estábamos hechos
el uno para el otro
el uno sobre el otro
el uno y el otro
la misma cosa.

Nosotros y ellos 
y nuestra lucha constante
por quedarnos con el mundo
y arder en los besos
que se robaron los duendes.

La cama se desarma
tal como tu alma se arma
y mi pelo se enreda
en tus dedos
y mi corazón se desliza
por tu cuerpo color Sol.

Nunca es demasiado tarde
para correr sobre el desastre
y al menos llegar a tiempo
meterse en el vaso de agua
y la mirada
de recompensa.

Santa Semana Fin de la función

Hoy el conjunto de hojas amarillas con portada de los Beatles sigue conmigo, hace ya más de dos años. Al igual que como, supongo, habrás quemado todas las fotografías, hoy saco arranco todas las hojas ocupadas por canciones y poemas dedicados. No es más que otra croquera en blanco amarillo para mi colección.

sábado, 19 de abril de 2014

Todas

Las ganas más rancias de vomitar son pastillas.
 Son por un revuelco en el estómago, más arriba, esófago, más arriba, garganta, más arriba, acidez, fuera.

Buenas noches.

Puerta del auto. Busco llaves. Abro la reja. Fuera chaqueta. Beso de despedida. Cierro la reja. Escucho cómo te vas. te quedo mirando hasta tu desaparición tras la vuelta. Abre la casa. Cierra la puerta. Segundo piso, directo hacia la derecha. Enciende luz y cierra la puerta. Me miro al espejo. Abre botiquín, una vez más la anticonceptiva que de nada funciona por ahora. La de baja concentración que ya no sirve, y vamos sumando su causa. Vamos a jugar con mi sangre una y otra vez para que me vuelvan a aumentar la dosis y mi cuerpo sea más que dependiente de las capsulitas.

Despierta. Quedan motivos.

domingo, 13 de abril de 2014

Soliloquio después de una siesta

[Soñando... Soñando... Soñando... La puerta golpea. La puerta golpea contra la pared una, dos, tres veces.]
Ah, sí, la puerta. Desde el momento en que entré supe que debía cerrarla. Revive. Revive. Mi brazo. Mi brazo de nuevo. Es una combinación entre cosquillas, millones de agujas clavándome, calor, y ausencia de todas las demás, ¡a la vez! Debe parecerse a la muerte. ¡Mierda! Mi cabeza. ¿Me echaron algún químico corrosivo en los ojos que tanto me arden?. Quiero levantarme pero no es más fuerte que mis ganas de nada. Siento ojeras. Cierto que me dormí de tanto llorar recordando las 7.30 del domingo pasado. Fue enfermo. Fue una puntada en el pecho y lo sigue siendo. Quiero que alguien me libere de las seis paredes que velan pervierten mis sueños. Es desesperante tener que luchar a diario con este bombardeo de pensamientos negativos. Ven. Veamos Sintamos oscurecer la tarde y sécame las lágrimas que recorren ya todo mi cuello. 

Siento mucho no poder ser lo suficientemente... Mierda. La lucha contra las pulgas se inicia hoy, 13 de abril, por primera vez en este año. Se reactiva la batalla luego de cinco meses. No hay tanta diferencia tampoco como con la lucha de las ganas que tienen más o menos el mismo período de tiempo. 

Espero poder caminar sobre mis piernas.

jueves, 10 de abril de 2014

Grietas

Ojos círculos
cerrados sagrados
sellados.
Respiran manos
alma y piel.
Lloran hojas
secas rotas
flores

ex-ci-ta-ci-ón
asintactismo.

Ramo gris
blanco miel
suelo y hierba.

fin

Aquiescencia.

El vaso de vino se revolcó sobre su ropa
mientras el humo quemaba
los cuerpos.

En ese entonces Dios creaba
su fabulosa paradoja
condenándonos:
a vida y a muerte.

La puerta rota esperaba
el cruce inexacto de la despedida
y Dios.

Dios miraba desde la ventana del infierno
para ver cual de los dos 
caía. 

Por mientras don Juan se fumaba un cigarro
y los hippies se fumaban el arte
el amor
y mi vida.

Confesión #2.

No te puedo negar,
que no hay día en que no te recuerde.
No existe algún pedazo de luz,
que excluya tu pertenencia del todo.

Las hojas leídas,
las palabras escritas,
los barcos de papel
hundidos en el océano
como tazas de café
y su espuma
te recuerdan,
también.

No voy a mencionar,
que eras mucho peor,
porque mi piel lo respira
tu ausencia
y tu presencia
maldita presencia
que desapareció
dejándome con tanto aire
en los labios,
y tanto calor
en las manos. 

Los besos rotos,
las nefastas despedidas,
las lágrimas en la ventana
hundidas en la calle gris
como monedas insignificantes
y su brillo
te recuerda,
también.

No te puedo negar que cada palabra
lleva tu sangre,
que cada suspiro
nació de tu aroma,
que cada movimiento mío
fue guiado por tus manos.

Porque solo se escribe con el corazón desgarrado.

miércoles, 9 de abril de 2014

*Yo despierto y el sol se había dormido.

Vamos a tomarnos un helado, una siesta, un café (a las once y media de la noche), unas lágrimas, o cualquier cosa intentando imitar la pausa que pausa el mundo cuando te veo. *









(Una noche de verano sin número, y quisiera tirarme al suelo a sollozar mientras me deshago gotita a gotita.
Ruego un disparo al cielo.
Ruego paz a la bomba que imagino lanzada hacia el sur.
Y ruego lástima al hombre que aún sonríe a la prensa,
mientras sigue llevando bajo su nombre a un sinnúmero 
de corazones rotos por su maldita ironía.)

jueves, 3 de abril de 2014

34210

Respirando, esta vez con mayor dificultad, ya no a medias sino a un tercio. Imagínate la (fabulosa) combinación de tapado de nariz con mocos, resfriado adquirido hace una semana, y como regalo especial un delicioso llanterío medio desesperado.

Quisiera contarte hoy y ahora, teniendo en cuenta y con seguridad, de que algún día llegarás a leer esta entrada, lo mucho que quisiese compartirlo todo contigo. Que cuán feliz estoy de que la vida nos haya cruzado de esta forma tan particular, merecedora, dolorosa y potente. Que sigo llorándote casi todas las noches por lo preocupada que me siento la mayoría de las veces. Que hubiese dado cualquier cosa por haber ido a ver esa película solamente contigo y nadie más en el teatro esta tarde, nadie más por las calles de vuelta a mi casa, y nadie más bajo mi techo mientras nos "abrigábamos" y "rellenábamos el estómago". Que te pintaría un cuadro y ojalá lo colgases en tu habitación, no, en realidad, podrías hacer lo que quieras con él (sólo que eso me haría muy feliz, pero más, que en serio te agradara a la vista); pero que no lo hago por la sencilla razón de que me siento terriblemente atorada y con muchas cosas forzadas así como mi ropa en el cajón. Quisiera contarte que hace días tengo unas ganas insaciables de verte por sorpresa en cualquier lugar y correr a abrazarte del cuello, tal y como una vez en verano nos encontramos tú y yo desde camionetas blancas. También, que no he roto en todas estas semanas, la promesa de no volver a mentirme a mí misma. Estoy hace días tan pero tan adolorida, que mis ganas de hacer cosas se han reducido a casi nada. Es en serio molesto que tengas que estar presenciándome todo el tiempo en estas condiciones (tan bajas, y tan comunes en mí) sin saber si es que en serio te importa poco o algo por el estilo. Quería contarte, dentro de todo, que en cierto modo he olvidado un poco algún par de cosas que hace tiempo me hablabas. Quería recordarte que me hace tan pero tan bien quererte y que me quieras, y que ojalá sea así también "por tu parte", que estos dos meses y medios (y más) juntos, han sido maravillosos "en lo simple" sólo por el hecho de sentirnos juntos.

 Ya sabes que me cuesta muchísimo concentrarme en algo y recordarlo todo, eso también es motivo de mi enfado (no sé con quién). No era la intención escribirte bonito sino algo que no me gusta, pero me hace bien, hablarte de corrido. 
Respiro, a medias, con el peso de los días recién pasados. Es (por lo menos para mí) detestable la forma en que últimamente percibo a todos y a todo. Intentaba hace meses no ser tan... como siempre lo he sido (y claro, en este caso tenías razón, rancio de mierda, no sería capaz de cambiar jamás), y sigo siendo tan repetitiva en mis formas de reír tanto por el día y de llorar tan desconsoladamente cuando ya no queda rastro alguno de luz en mi habitación. Atorada estoy con tanta gente moribunda que anda tan cerca mío, que comparte, que me ahoga.

 Y sí, las situaciones han vuelto a superarme, de vez en cuando siento que no me la puedo con nada, o quizás sea mi poco interés por las cosas de tan poca importancia, o sea, la mayoría.

Ni tu ni yo

Ni tú ni yo volvimos a escribir-nos,
ni tú quedaste perdido
ni yo infeliz.

Ni tú ni yo volvimos a sufrir-nos,
ni tú en tus antiguos vicios
ni yo en mi melancolía juvenil.

Ni tú ni yo volvimos a creer-nos,
ni tú montañas rusas
ni yo crudo jardín.

Ni tú ni yo volvimos a cantar-nos,
ni tú y soledad
ni yo y nefasta compañía.

Ni tú ni yo volvimos a buscar-nos,
pues tú encontraste otro cuerpo para revolcarte
y yo otro ser extraño para revivir.