Voy en micro. Desde abajo caché que el hueón me miraba raro, o que era raro por completo. Sentí ese conocido odio o, en términos más simples, asco a esos hombres viejos que me andan hueveando justo cuando quiero estar sola y lo estoy disfrutando (o me estoy muriendo en ella). Qué molesta esa hueá.
Me quedé como esperando nada en esa esquina. Me recuerda a antes. Y caminar por la calle Concepción después de un rato comenzaba a dolerme. Sola. Como esa vez hace cinco o seis años. Veo al Diego saliendo del preu, lo saqué solo por la caminada. La plaza estaba como muerta. Rancia. Sola. Era como mi reflejo temporal. Veo al Diego dentro de un banco hablando por teléfono y luego salir. Todavía tengo la sospecha de que esa noche me vió, pero era más simpático sentirlo/me muert@.
Hoy dos weones me saludaron y yo quedé como con un odio irreparable dentro.
8/10.
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