Sombras intercaladas,
pertenecientes al vacío
y la alfombra
cubierta de gemidos incesantes
se desgarra mientras bajas.
Y tus labios, rozan cada parte
de mi cuerpo
y mi alma.
Conversación estallada sobre tu cama
de que esto no tiene sentido,
pero que sin embargo existe.
Los ojos profundos,
cambiantes como hoja de otoño,
lleno de texturas y formas
en los que amo perderme
cada noche de sábado.
Revolcarnos sobre nosotros,
mientras el fuego quema el sudor
y los movimientos
se hacen cada vez más rítmicos.
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