viernes, 7 de marzo de 2014

Así no se puede, no se logra, no se llega.

Escucho la música, me deprimo, voy trazando líneas en mi cuerpo con tinta. Nadie más que yo sabe dónde tomaron lugar. Estoy recostada sobre el suelo, una vez más, y no logro entender aún si el punzante dolor del lado derecho de mi cuello tiene alguna conexión con el golpe en la cabeza ocurrido en Junio, o con el nuevo aro de maracas que me hice hoy para sobrellevar los nervios. Y me siento satisfecha, logré el objetivo. Siempre es más agradable preocuparse de las exigencias, dolores y cuidados que un nuevo aro trae consigo, que de problemas tan sacoe' weas como los que he tenido en el último tiempo.

Llegué corriendo y asustadiza a casa. Era tarde. Venía escapando de un choque que hubo a 150 mts de aquí. Quería llegar a contártelo, en serio, logré escaparme esta vez, y fue desastroso dejar todo atrás. Casi me atrapan y los pelos se me pusieron de punta. Dejé una pista, una lucecita cayó al suelo y me han descubierto. Por lesita, me repito, o quizás nada es coincidencia. 

Hoy recuerdo esto cuando ya ha transcurrido más de un mes, y pienso en lo bajo que pueden llegar a caer las personas. Tocamos fondo (me incluyo), y muchas veces no nos recuperamos. Pero estoy a salvo, sí, estoy conforme con todas las historias detestables por las que he debido pasar, quién habría pensado que me traerían hasta donde hoy estoy, mucho mejor que el último año. (Y suena The Summers Ends, para variar. Te quiero más que la csm).  



(30 Enero / 7 Marzo).

Un pd: me contrapongo al título de la entrada en gran parte.

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