Hace un año era el penúltimo día de la travesía más penca que he tenido. Un viajecito a un lugar terrible mágico (o por lo menos así lo imaginaba, tal vez el problema fueron las altas expectativas) que fue requetecharcha en caleta de sentidos.
Todo culminó en mi guata.
Hasta las fotos salieron mal reveladas sin ninguna razón aparente.
Merezco volver algún día y reconciliarme con la Araucanía Andina. Y con mi guata interior y exterior,
Dicho sea de paso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario