martes, 24 de marzo de 2020

(¿cómo titular algo sin que sea una repetición y que a su vez no suene aweonao?)

Acabo de perder el punto exacto de las nubes de hoy porque estaba tratando de pensar en cómo escribir lo que quería escribir. Ese punto exacto tiene que ver con el tiempo (obvio, porque lo pienso como una foto, un momento. En todo caso, ¿en qué dimensiones el tiempo no tiene importancia? Yo creo que en ninguna), con la luz en cierto ángulo, siempre en la tarde, rara vez en el amanecer (porque para eso hay que estar presente, y rara vez estoy presente en un amanecer, mucho menos probable en uno bacán, pienso que suelen ser planos; que alguien me diga lo contrario y lo agradeceré).

Las nubes a veces me recuerdan a mi mamá. Ella siempre cuenta que cuando era chica pensaba que, las nubes al estar en hileras diagonales (no sé por qué serán en diagonal siempre, nunca vertical y horizontal) unas paralelas con otras, pensaba que eran las costillas de Dios, pensaba que Dios era tan grande que abarcaba todo el cielo, y siempre se lo pintaron como pobre y hambriento, en las iglesias su imagen crucificado, en los dibujos, en las historias boca a boca. Desde chica que me contaba que ella pensaba eso y se reía de la situación, por ende nunca llegué si quiera a creerlo porque desde siempre lo planteó como una imposibilidad. Sin embargo lo intentaba harto, creo que cuando niña intenté creer muchas cosas que mi mamá creía porque para mí ella era la verdad absoluta y nos sentía muy parecidas, pero éramos y somos como un par de imanes con el mismo polo, no había manera de coincidir. Nunca pude llegar a pensar realmente que esas nubes en esa dirección eran las costillas de Dios porque tampoco nunca logré creer en él completamente, a pesar de ir a misa, hacer catequesis, y otras cosas que básicamente nos imponen cuando niñ-s.

martes, 17 de marzo de 2020

Campo de Batalla

Madrugada del miércoles 18 de marzo. En mi celular decían las 2.39 AM y en mi computador las 3.53. La verdad es que ninguna hora está correcta porque adelanto todos mis relojes porque pienso que puedo engañar a mi mente para no andar atrasada. Pero no. No sé si mi celular está adelantado 12 o 13 minutos, a veces creo que ocho o nueve, como lo fueron los últimos tres años. Intento pensar que sólo cinco. Pero no es posible mentirme de esa manera. Es como ir contra mi esencia, no puedo permitir creérmelo. Una estupidez al fin y al cabo, pero que se repite durante el día cada vez que tengo un compromiso con el resto o conmigo misma del tipo "voy a salir a hacer X cosa a Tal hora" y no po, nunca lo cumplo. ¿Cómo lo voy a cumplir?. 

Estaba buscando un par de palabras de Claudio Bertoni que me gustaba mucho lo googlié y no lo encontré. Sólo me apareció la portada amarilla del libro en donde aparecen pero nunca nada, ningún relacionado de verdad. Inubicable. Sin embargo, el resultado que más se repitió fue un MI CUERPO ES UN CAMPO DE BATALLA y precisamente eso es algo que yo siempre he leído sobre todo los últimos años de que nosotras las mujeres y nuestros cuerpos y los manoseos visuales que sufrimos a diario hasta en el reflejo de la pantalla del computador. Una locura realmente. Y lo único que pensé con ese título fue, primero, que lo leo en todas partes de mujeres para mujeres, para sí mismas. Por que lo odian, porque el mundo nos ha hecho eso. Los cuerpos y las tierras no son territorios de conquista, he leído mucho por ahí. Y en fin. Respecto a eso pienso que sí, mi cuerpo ha sido un campo de batalla. Pero nunca me voy a sentir identificada de la forma en que en general se sienten las mujeres en general con eso. No sé. Sí sufro mucho por mis tetas. Siempre las he odiado. Duelen. Quiero que sean grandes. O medianas. Las pechugas son lindas, y las mías no lo son. Creo que es difícil que lo sean, pese a todas las veces que he pensado que sí, son lindas, las quiero mucho. Y sé que todo es producto de lo que debería ser pero sí. No puedo negar que las quiero de X forma pero que no lo serán. Y duelen. Y vuelven a doler. Así como me duele todo el cuerpo. No sé. 

Cuando vi Mad Men me sentía tan sumamente identificada con la tristeza natural e irrevocable que llevaba constantemente Betty Draper. Yo me sentía como ella simplemente. No había otra forma de estar en ese tiempo. Y leí por ahí que sí. Las mujeres constantemente luchaban contra el machismo de los años 60 en EEUU pero Betty Draper... ella era otra cosa. Ella luchaba sola contra el mundo. Y ella ganaba a veces. A veces, considerando que su vida era perder siempre. Vivir en pos de. Ella ganaba batallas y cuando lo hacía, me descolocaba. Sí. Era posible ganar algún día. Vencer. Respetarse. Enojarse válidamente. Seguir hasta el final. Directa. Concisa. Pequeños logros de Betty Draper la volvían a pegar aunque sea un ratito. Unir sus partes rotas. 

Y así es como me siento. Mi cuerpo no es un campo de batalla. Ya no tengo muy claro si ha sido conquistado por extraterrestres. Yo creo que sí. Mi cuerpo no me ha pertenecido a pesar de que me pedía a gritos que lo defendiera y yo le fallé. Que lo defendiera de especímenes extraños con algo fálico en sus cuerpos. Que lo defendiera de las voces. Que lo defendiera del frío y de los golpes. Hay que rugir. Hay que querer. 

Un campo de batalla sería un suelo usado y saqueado. Con sangre. Pero solo una superficie, al fin y al cabo. Sí, es más que eso. No sé si es mi templo, debería serlo, debería tratarlo de una forma más espiritual. Al menos llevo un tiempo queríendolo más que antes. Más que nunca antes. Más que cuando solo era una máquina de velocidad. Más que cuando era un pobre trapo que hacían lo que quisieran con él. Hoy es mi cuerpo. Recuperando sus caminos. Renovándose. Sacando el odio de sí mismo, como era lo que quería buscar y citar como tal. A veces me ahoga. Me ahogan las injusticias. Me ahoga no creerme a mí misma, dudarme. Porque sé lo que he vivido. 
Respetar su cansancio.
Seguirme creyendo.
El cuerpo no olvida traiciones.
Menos intromisiones. 


(una vez hace tiempo, escribí):
La voz calla
el cuerpo responde gritando.

(La psiquiatra me dijo antes de despedirnos la última vez):
El quirpráctico sí, jaja. Sí, te hará bien. Pero lo que a te pasa es que la ansiedad te está consumiendo por dentro. 



En fin. No se equivoca ni me equivoco. Estamos claras en eso. Yo creo que mi cuerpecito merece una vida más digna. Más digna que estar a las 04.19 según la hora de mi computador cagada de hambre escribiendo frente al computador algo casi como corriente de la consciencia YASHAO. No, no se parece nicagando yo creo.

Mejor dormir
y dejar de torcerse tontamente el cuello.

Mi columna está mejor,
y yo estoy orgullosa de mi esfuerzo por ella.
Yo y ella merecemos sanar.

sábado, 14 de marzo de 2020

15 - 8 o bien 15 - 7

Evitar dar explicaciones de todo lo que hago vivo pienso digo sería una forma más amable de que pasen las horas de un día cualquiera y promedio sin tener la necesidad de echarle al cuerpo Melipass o elementos similares. Me pregunto a veces cómo estará mi hígado con tantas cositas parecidas que me recetan los médicos cuando los visito cada tres meses o menos encontrando siempre algo que adormecer. De repente esos síntomas se alargan por días o semanas o en cambio otras veces sólo se extienden por horas y llegan a un punto culmine. Situaciones parecidas se repiten en otras situaciones de raíces diferentes. Supongo (y siempre he supuesto) que es importante y bacán estar atenta a cosas situaciones canciones tiempo atmosférico tiempos de reloj alegrías sueños nocturnos llantos sueños diurnos comidas personas relaciones reacciones que se repiten, encontrar constantes, comprender en su totalidad las cosas a las que me interesa andar atenta, que me interesa comprender. Situaciones similares están pasando como pasa algún perro por la vereda del frente caminando rápido y concentrado como si tuviese alguna misión. Pasan como si no hubiese posibilidad alguna de detenerlas y por más que te miren de reojo no van a distraerse por nada del mundo (o por casi nada del mundo).

Mi 8M no fue indiferente. ¿A quién de nosotras lo sería hoy?. Qué ganas de estar ahí metida entre medio de tantas. Qué miedo de ahogarse dentro de todo. Más que nunca antes mi presente rodeada de mujeres, conversaciones importantes que, como me dijeron, elimina (o algo así) el elefante que estaba flotando en el aire (o algo así). Era una expresión en inglés que no retuve porque andaba en otra por hacer el taller de Cianotipia pero que al menos lo retuve en español. Más tarde se repitió todo cuando hablé con ella en cama sin pescarme y sin mirarme y yo intentando no quebrarme y hablándole de que qué ganas de que ella hubiese conocido ese lado mío que hoy me tiene donde (más o menos) decidí estar. Mostrarle algunas de sus pinturas sirvió de algo, su atención se contuvo un ratito. Hace un año saqué unas fotos con la misma luz de estas fotos pero en enero no en marzo las copié en Cianotipia y escribí "acerca de las cosas que más duelen pero que no se verbalizan". Porque sí, duele caleta todo, pero antes estaba como dormido o más bien como una neblina un poco espesa, recién entrando entre las calles perpendiculares que unen los cerros y el mar y que hacen doler de a poquito los huesos.

En fin. A pesar de que hoy y todos estos días es en lo único que pienso, agradecida estoy de esa oportunidad que decidí tomar. De verbalizar y de que duela lo que tenga que doler, pero que el elefante deje de flotar.

8+5

Hoy me puse a ver mi antiguo blog que ni si quiera recordaba de cuándo lo empecé (yo pensé que era infinito hasta el comienzo de mis días). Intenté buscar cierta explicación en mí, en mi pasado, en mis sentires. O no sé si explicaciones, sólo necesitaba recordar qué había pasado en mis últimos ocho años y cinco meses. Pero me encontré con que en esa época había escrito puras weás respecto a un amorío de quince años que con cuea llevaba un mes. Ahí noté me condenaba caleta por mis actitudes del pasado y naaaa, qué bien que hace la terapia. Qué lindo y qué privilegio el poder hoy mirarme hacia atrás con amor y comprensión. Ya no pienso en mí de la misma forma en que pensaba antes. Siempre me creí madura, consciente de todo lo que me pasaba. Hoy no sé si será tan así, sólo sé que siempre y hasta hoy siempre intento estar atenta a mis sentires físicos y emocionales, cuidarme un poquito, darle vueltas "a-la-weá" pero no demasiado, pero por sobre todo, cuidarme, protegerme, comprenderme. Intentando ver desde un lado lógico alguna situación que me esté pasando. Realmente no sé si esa wea funcionará de algo pero creo que está bien.

Mantente alejada de lo que te hace daño me han repetido un millón de veces. Creo que por fin lo comprendo, o no sé. No del todo (equisde ¿?), pero sí sé que mandar a la chucha a alguien tóxico es lo mejor que puede ocurrir. Las vidas cambian.

Bueno realmente no sé qué chucha estoy escribiendo. Quiero escribir un algo de sé qué y cómo pero no puedo. Las palabras se trancan en algún punto entre mi sentir y mis dedos.