lunes, 29 de agosto de 2016

dieciséis moscas en el techo y una en la pared

todas
(juntas)
son menos molestas que mi dolor de guata
desde las 2.40 de la tarde hasta ahora, 
yo
escribiendo.
Hay días que no entiendo porque,
o sucede un colapso mental desesperado
o sucede un colapso emocional aún más desesperado
Y bueno, supongo que ambas pasaron
y recuerdo la tarde entre reír y llorar
y bajar el cerro con dolor de caderas
de guata
de no estar escuchando algo que me calmara,
qué sé yo,
alguna canción predecible y pegajosa en una micro.
Quería desplomarme cuesta abajo un ratito, 
pero son las una y veinticuatro
y estoy abrigada en mi cama, 
con un colapso mental ya controlado.

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