no es tan enfermo ir al psicólogo después de todo.
Era una sala iluminada artificial y naturalmente
con dos cuadritos:
Uno, Klimt.
Dos, uno con texturas, botánica, tramas, colores.
¿Pedazos de revistas mal cortados o qué?
Estaba obsesionada con el segundo, mirando lo irregular que era,
porque pretendía regularidad, y espacios,
pero estaban mal cortados,
y mientras conversaba y lloraba con la tipa esa,
me ponía muy nerviosa esa weá, porque era irregular,
y puede que eso haya condicionado en parte mi entrevista.
Llegué a clases y nombraron a Klimt y su musa,
y la musa de Klimt estaba en la muralla iluminada,
pero ya estoy en casa,
y no paro de pensar en los retazos mal recortados.
Yo no podría hacer bien mi trabajo en un lugar así.
Y repito,
no es tan enfermo ir al psicólogo después de todo.
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