Hasta hace algunos días consideraba totalmente estúpido (ahora, sólo un poco) escribir "el último día", pero me puso algo melancólica y qué se yo, me dieron ganas de escribir como lo hacía hasta hace algunos años, sin esperar al que salga algo bonito ni esforzarme por ello, simplemente fluir. Aquí comienzo.
Siempre esperé los diecisiete con ansias, los veía como una edad maravillosa, un número inalcanzable. Cuento corto, fueron un poco desagradables. De hecho, hasta este minuto lo sigue siendo un poco. Debe ser por el contexto en el que estoy (pre-menstrual, pre-control-de-matemáticas). Pero pico. No sé si decepcionada, pero viví muchas hueás pencas en que de repente me siento todavía un poco dolida, cosas que no esperaba (bueno, nunca se esperan estas cosas), o que fueron de verdad decepcionantes para mí. Hay personas pencas, otras rancias, otras asquerosas, y a veces personas que suman todo eso. Pero gracias en cierta forma, por haberme dado un espacio para mí en el reloj, en los espacios y regalarme también un poco de cariño, a no callarme tan seguido, y a saber un poco más lo que pretendo y mi posición frente a las cosas. No sé qué más. Lo cierto es que no espero nada de lo que se podría venir, puede que no importe tanto, yo solo quiero reír y que mañana haya sol (y que ojalá estuvieras tú para abrazarme).
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