Ya no me escribes, ¿por qué no me escribes? ¿acaso no recuerdas que era yo quien se quedaba viendo las gotas de lluvia por la ventana cuando te ibas? Es que el invierno ya no pasó por ti, y no pasará nunca más. Tus letras escriben para otro papel, pero yo sigo existiendo y quiero saber de ti. ¿Tú existes? deja de odiarme por esa pregunta, me gusta conocer la existencia humana. Oye, ¿recuerdas mis días raros? Creo que lo haces, hoy es uno de esos, y ya había olvidado como mirarlo, prefiero hacerlo con mis ojos que con los tuyos. Estos días que no pasan, sólo se detienen, como la noche y las estrellas.
Ya no estás para despertar a las 4 am y decirte que me han paralizado mientras dormía, para escuchar tus letras como una canción. Tus dedos hacían melodía en mi corazón.
No, ya no estás, pero necesito alguna razón para sentarme aquí y dejarme caer con la maldad de mis días y la melancolía de mis noches. Para llorarle a mi diario que su cuerpo de mi cama se desprende como yo de mi ropa.
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