lunes, 23 de junio de 2014

quizás mañana

Escuchar The Empyrean es como QUERER ponerse unos audífonos con la frecuencia más desgarradora que pueda existir en la naturaleza. Es caminar por B. Encalada en dirección sur y encontrarse con los árboles drogados. Es desviarse por los pasillos, esconderse del mundo, refugiarse en uno mismo y mentir a como de lugar. Es a veces confiar en nada seguro, pero simplemente confiar a ganar, y finalmente ganar. Tampoco sé qué es ganar ni qué es final, pero se siente tan bien y tan mal como escucharlo. 

Es recordar la sensación de nunca darse por vencida
y luego, caerse tres veces en el mismo lugar. 

Es esto lo que finalmente termina siendo.

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