Tengo un placer casi culpable
de burlarme un poco de mis alegrías/¿esperanzas?/dolores
no porque quiera,
sino porque no me queda otra
El sábado estaba con las piernas muy abrigadas cuando empecé a hablar sobre una mina que me detestaba. Sangrienta.
Otro placer culpable es mi fascinación casi morbosa de que hayan ciertas mujeres que me odien,
y lo dije, de alguna forma,
menos morbosa.
No soy una mala mujer.
Sólo una mujer incomprendida,
dije entre broma.
Me respondió que lo sabía, que se había dado cuenta.
¿Tanto ha llegado a conocerme?
o es que soy demasiado estúpida para estas cosas.
¿Eso fue sarcasmo?
pregunté, de nuevo, entre broma.
Y me dijo que no.
Me invadió una pena tremenda, no podría haberla superado por mí misma.
No me quedó más que suspirar.
Porque aún no la supero
o porque tal vez terminó siendo una broma cruel, pero real
No hay comentarios:
Publicar un comentario