Lengua por Lengua

Comprenderás,

cariño mío,

que hasta ahora has sido el único que se ha atrevido a atacar en este campo de batalla.

Está bien, 

porque desde ese punto de vista

puedo aceptar que soy cobarde

y tú el ser humano más valiente del mundo,

pero si quieres lo contrario,

o si tal vez 

llegues a preferir

que me convierta en todo lo que has afirmado hasta ahora que soy...

¡bueno!

sabrás

que si quisiera

yo

Catalina Cea

y todos los apodos del mundo

bajo mi convicción y decisión

ser todo lo peor del mundo

declararte la guerra de vuelta

y empezar la primera batalla oficial en esta nota

POR QUE DE QUE PUEDO SER UNA PERRA

créeme que lo puedo ser

puedo acuchillarte con las palabras más sangrientas que hayas conocido

pero amigo mío, 

sé que no lo merecemos

pero estoy tan cansada

de ser una princesita que sufre y que nadie la comprende

quisiera que llegaras a entenderme

que ese papel es terriblemente agotador

y tengo que mantener mi imagen

(esa imagen que te encanta ver en mí)

de indiferente, creída, pretenciosa

POR FAVOR

quiero que después de todo

agradezcas mi silencio, que ha sido el mismo que te ha estado protegiendo;

pero sabís algo?

hoy puedo afirmar que jamás antes había sentido 

tal intensidad de rabia contra ti

y no puedo creerlo

y me duele pensarlo

y me revuelco sola en esta cama porque es una wea insuperable

unas ganas tremendas de desaparecer de tu existencia y tú de la mía

porque te encanta

adoras!

restregarme toda la wea en la cara

y siempre te ha gustado

es casi

como si

disfrutaras tenerme ahí llorando en frente tuyo

rogándote perdón

viéndome arrastrarme

y sé que es así porque me lo has dicho más de una vez

pero por la re concha de su ma dr e 

sé que no te gustaría que te nombrara

hecho tras hecho

todas las cosas por ti

y todo lo que te detesto ahora, amigo mío,

te juro que ahora sí,

lograste por fin lo que me decías todo el tiempo.

Ahora, para finalizar, quiero que me respondas algo:

¿qué es lo que más te haría pedazos?

a) mi indiferencia y no dedicarte nunca más ni una asquerosa palabra.

b) regalarte con nombre y apellido los términos más sangrientos que hayas leído.

Y voy a despedirme como en una de las notas que escribí con tanta pasión

que nunca me dijiste nada:

Con amor,

Cata.