Todo me expulsa de sí mismo. Todos los lugares, todos los recuerdos, todos los escritos, todos los dibujos, todas las fotos, todas las camas, todas las boletas. Acepté dejar el mar tranquilo por un rato. Es hora de guardarse. Aceptarlo, resignarse. No tiene por qué ser tan malo, tan triste. El encierro es mental. Todo partió por el orden allá en Recreo. Me di cuenta que guardaba tantas cosas, tantas pero tantas cosas, incluso muchas cosas que me han hecho sufrir. No entiendo la gracia de eso. Luego, estando con el alfredo, boté y boté y boté cosas. Y no podía parar. Luego esa sensación de dolor la trasladé a mi pieza en Quillota, porque debía. Pensé, primero, que qué haría con todas mis cosas de Viña a Quillota. Todo estuvo tranquilo estos años porque no molestaba. De pronto me di cuenta que me estaba ahogando, o quizás, que este espacio me estaba succionando hacia sí mismo. No tenía aire, el techo me aplastaba, yo lo tenía claro de hace tiempo.Y luego pensé que ya no podía seguir así, que si no lo he necesitado en tanto tiempo es porque no lo necesito. Y quizás sí es así. Aún no me convenzo del todo de eso, pero admiro a las personas que lo hacen constantemente. Hubiera preferido el fuego. Botar de esa manera, pero no lo creo. Hubiera preferido otro tipo de despedidas y otro tipo de contextos. Pero esto pasó ahora, aquí, así. Las cosas no pueden ser de otro modo porque nunca hubiera pasado. El otro día conversando con la Dana me hablaba de un texto y una reflexión que tuvo y me hizo tanto sentido: ¿cómo nos enfrentamos hoy a nosotrxs mismxs? Y claro, ahí vi mi respuesta: ya no podía seguir de la misma manera. Si nunca antes me había molestado tanto y ahora sí, no sé, no es por nada. Luego, anoche, vi un documental de la Cecilia Vicuña, Kon Kon. Al principio me enfermaba un poco, pero como con todas las películas y documentales y cosas así que veo las veo hasta el final para darles una oportunidad. Y lo hice, y la obtuve. Bueno, hablaba de tantas cosas, yo estaba cansada igual. Pero al final hablaba del estar presente, que es estar ante unx mismx. Y así. Lo que más he pensado estos meses de verme a mí misma es que nunca estoy presente, literalmente con esas palabras. Nunca lo estoy, porque estoy con la guata apretada pensando en mañana, o en el próximo mes, o en el próximo año. Por eso mismo es que me salí de la U el año pasado. O bien por ayer, de vez en cuando, sueño con cosas, con gente, y no paro de recordarlos. Menos aquí ni ahora. Pero ahora está siendo un poco. Sólo ser. No confundir con sobrevivir, que así nadie vive. No sé, lo estoy intentando, y creo que está resultando.
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