Anoche estaba en un lugar frío en donde jugaban a la lotería.
Ponte tú, mientras más tarde, más números al agua
Y entre ellos, casi yo.
Me premió una mujer extraña
De rasgos parecidos a la canina de arena que hay en Ritoque algunos miércoles.
Me preguntaba cosas extrañas,
Muchas de ellas con respuestas que tomaban muchos segundos en soltarlas
Al aire
Un cuarto amarillo,
'el primero del pasillo a la izquierda'
Y que por ser sumamente sincera o estúpida terminé casi odiándolos
A ella, al guardia
A mi, a ti, a (otra) ella
De hecho, es a ella a quien menos tolero en este día
Debe haber rabia y sed de venganza
Pseudotraición para ella
Ella
Y ansío el momento perfecto para el acto hasta que logro ver su rostro en directo y quise despellejarla.
No lo hice,
aguanté mis ganas insaciables
Hasta bajar al punto mínimo de Recreo
En donde veo hacia el frente un barco entre la noche y sus últimas horas
Camuflándose con luces cálidas en un contexto azul y grises
Nos quedamos mirando hasta mi histeria
Mi histeria de volver al campo de juego siniestro y nada acogedor
Nada para nadie
Y llegué
Y todos los rostros habían cambiado sus facciones incluso siguiendo en el mismo lugar
Los cuerpos fueron reemplazados como en un tablero de ajedrez
(Y como es obvio, yo era simplemente una pieza más).
Gritando llegué cabizbaja
Al encontrarme después de horas con la perra matriarca
Sonriendo, sonriendo con los ojos cansados y su pijama de polar.
Rogué para que no me reconociera,
Sentí un miedo aterrador a que me viera la cara
Ni un despido ni las gracias le di
Me vio con cara de desprecio.
Al salir
Como una tramitadora más
La tramitadora más común y corriente de todas
Me gané un viaje más o menos tranquilo hasta el origen de mi malestar
Ahí me tocó un tipo todo el sudor de la guata y la espalda
En general, yo no suelo dejar que me toquen el sudor de esos lugares
Pero estaba rendida
Rendida ante las ganas de sacar el fuego que lleva mi estómago
Por esos químicos de mierda que tomó a eso de las 1.30 am.
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