sábado, 17 de noviembre de 2018
Noviembre
Subo estas dos fotos porque son dos de los (varios) mejores comienzos que he tenido, ambas del 2016. Tengo muchas fotos a rollo incluso de uno o dos años antes a esas pero creo que el haberme dedicado a esto ha sido una de las mejores formas de (auto-)sanarme que he encontrado. No puedo hablar de una imagen resultante pero sí de lo que me pasaba en ese momento en torno a ella, y eso es bacán, porque siento (y a veces es tan evidente) que pareciera que olvido tantas cosas que pasaron en ciertas épocas (¿salud mental o la muerte de mi memoria?) que me desespero, tanto como si no lo hubiera vivido.
La primera fue del viaje a Uruguay en noviembre, del que siempre hablo de anécdotas y recuerdos que sólo sucedieron en el transcurso de 13 días. Primera vez que me dedicaba a sacar fotos en análogo, que volaba, que salía del país, que dejaba atrás tanto (tanto) tiempo malo, que aprendí a revelar, que vi aparecer una imagen en un papel en un cuarto con una tenue luz roja.
La segunda fue del día de mi cumpleaños (lo recuerdo porque ahí está, evidentes los globos rosado y celeste, muy Flickr eso). Mi primer experimento análogo, doble expuesto, la primera vuelta normal, la segunda en redscale. Casi todas las fotos calzaron, varias, y una gran parte bien resuelto el ejercicio. Ejercicio que duró al rededor de dos meses y medio, con temor, esperando a que todo ese tiempo transcurrido hubiese sido en vano. Pero estaba tranquila, ahí ya había decidido dejar muchas cosas atrás. Y resultó. Resultaron el experimento análogo y resultaron mis decisiones.
A veces a esta edad/en este momento/ veo lo mucho que mi trabajo fotográfico ha evidenciado mis cambios emocionales y psicológicos, mi forma de entender al mundo y de llevarme con él, mis paces y mis guerras conmigo y contra todos. Por que al final, fotografíe lo que uno fotografíe, siempre será un autorretrato.
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