Imposible dimensionar cuánto te marcan en la vida algunas personas. No dejo de escuchar Adore, de los Smashing Pumpkins, y de alguna forma me siento contigo, en otro plano, en otra dimensión, más allá de ir a verte a la casa, o caminar por calle Valparaíso, o pasar a comprarte cualquier cosa para comer y estar juntas, siempre, de alguna forma, sabiendo que estamos la una para la otra.
Imposible dimensionar lo que llega a significar un suicidio.
Cada vez que lo he pensado, recuerdo a mis padres, en primer lugar, y pienso que ellos no se lo perdonarían, a ellos, en primer lugar. No tengo idea si me perdonaran a mí, o si en primer lugar estarían enojados conmigo por eso. Pero estoy segura, a toda costa, que a ellos mismos no se lo perdonarían. Luego vendrían mis ex parejas, acompañantes de vida, de cierta manera, todos y cada uno a su manera. A algunos les afectaría más que a otros, pero a todos de cierta manera. Sobre todo a unas dos personitas en especial, de eso sí que puedo estar segura, porque de alguna forma, sé que siempre estarán conmigo, en alguna dimensión.
Luego vendrían mis amigos. Pienso, recién ahora, que de verdad afecta de sobremanera a nuestro al rededor. Pienso en que uno de verdad marca vidas y que es impresionante las conexiones que uno tiene con gente, que se topa en el camino. Pienso ahora, en la Coni y el Alfredo, que yo no me podría perdonar a mí misma hacérselo dos veces, en cada vida, a ellos. Realmente no podría.
Y por último pienso, y no por ser último menos importante, que también está dentro de la categoría de amigos, y por ser último, tal vez le puedo dedicar más letras.
Pienso en él, mi actual compañero. Pienso que no llegué a alguna vida para cagársela. Pienso que uno llega a lugares y corazones para hacerse presente por entero y no a medias. Pienso que no llegué a esta vida para hacer sufrir a la gente, tal y como lo han hecho conmigo. Pienso que no quiero destruirlo, por mucho que yo lo esté. Pienso en que quiero ser buena, porque también merezco que sean buenos conmigo.
Suicidarse o no no pasa por una cuestión de bondad, pero sí por una cuota de egoísmo. Sí hay que ser egoísta de vez en cuando, pero tampoco, en este momento, puedo estar agradecida de todo lo que me rodea y de lo que me rodeó, ya sea por poco o por mucho tiempo.
Suicidarse no es una cuestión de estupidez. A veces me siento asquerosamente desesperada, cansada, dolida. No es que no vea las cosas buenas, a veces simplemente siento que ya no vale la pena más esfuerzo y que nada va a mejorar y que porfavor nadie me haga cambiar de parecer, que sigo estando en un hoyo profundo, que a veces veo la luz, muchas veces, pero que gran parte del tiempo sigo estando sola, en un hoyo profundo.
No es que sea malagradecida. Pero no importa, no pienso hacerlo, ni ahora ni en mucho tiempo más. No quiero ser egoísta, no quiero marcar a alguien por eso. Es impresionante que la gente nos dice lo mucho que nos quiere y es imposible no tenerlo presente, no considerarlo.
Es importante, creo yo, tener en cuenta todo lo anterior, antes de cometer cualquier desangro hacia nuestra parte.
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