domingo, 20 de noviembre de 2016

No recuerdo cómo fue que empecé a leer a Cortázar, pero él me recuerda a mis dos últimos años del colegio, me recuerda a la Clau, mi compañera de blog, quien me dejó hace un par de años ya, me recuerda a esa ansiedad culiá que me provocan los libros, me recuerdan a esa soledad inseparable que uno siempre tendrá con el resto del mundo, porque a quien yo quiero que lo lea nunca lo leerá.
De todas formas, y extrañamente, tal y como ocurre en la mayoría de sus relatos, es con él con quien me ocurren un montón de cosas extrañas. Sus textos llegan a mi vida de maneras extrañas y encuentro en sus libros coincidencias extrañas. En su marcapáginas.
Hoy encontré un libro que saqué de la pieza del jorge una vez, que era de su hermana, el cual tiene los marca páginas en una página del medio de un cuento, del último creo. Uno de esos marcapáginas es un papel que lleva la letra de mi mamá, el título de una receta, acompañado de un texto que inventó el jorge respecto a esa especie de título. También está una entrada recortada que dice Entrada Liberada, no vi exactamente de qué era.  Y hay un tercer papel que me escribieron "xq será q' no me gusta cortazar?"
y Bueno,
no supe reconocer la letra.
Al principio supuse que era el jorge pero luego hallé el primer papel que nombré y no, no era su letra.
De todas formas, creo que nunca podré compartir todas las sensaciones que me provoca y aún más, esas sensaciones que me provoca al aparecer de manera tan improvista y acertada.
Pero está bien,
uno sigue estando solo en el mundo y esas cosas siempre serán solamente para uno mismo.

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